martes, septiembre 11, 2007
πάμπαν ἄπειροι μηδ᾽ ἐφύτευσαν
παῖδας προφέρειν εἰς εὐτυχίαν
τῶν γειναμένων.
οἱ μὲν ἄτεκνοι, δι᾽ ἀπειροσύνην
εἴθ᾽ ἡδὺ βροτοῖς εἴτ᾽ ἀνιαρὸν
παῖδες τελέθουσ᾽ οὐχὶ τυχόντες,
πολλῶν μόχθων ἀπέχονται·
οἷσι δὲ τέκνων ἔστιν ἐν οἴκοις
γλυκερὸν βλάστημ᾽, ἐσορῶ μελέτῃ
κατατρυχομένους τὸν ἅπαντα χρόνον,
πρῶτον μὲν ὅπως θρέψουσι καλῶς
βίοτόν θ᾽ ὁπόθεν λείψουσι τέκνοις·
ἔτι δ᾽ ἐκ τούτων εἴτ᾽ ἐπὶ φλαύροις
εἴτ᾽ ἐπὶ χρηστοῖς
μοχθοῦσι, τόδ᾽ ἐστὶν ἄδηλον.
Y afirmo que aquellos de los mortales que no conocen en absoluto la procreación de hijos superan en felicidad a los que los han engendrado. Los que no poseen hijos, por desconocer si ellos proporcionan alegría o tristeza a los mortales, al no haber llegado a tenerlos se libran de muchos pesares.
Pero aquellos que tienen en su casa un dulce plantel de hijos, los veo todo el tiempo atormentados por su cuidado, pensando primero de qué modo los educarán mejor y de dónde les dejarán a ellos un modo de vida y, además de esto, si se están esforzando por hijos malos o por buenos, lo cual es una cosa incierta. (Eurípides, Medea, 1090–1104)
miércoles, septiembre 05, 2007
[Sileno a Odiseo] Te conozco, crótalo penetrante,
progenie de Sísifo (Eurípides, El Cíclope).
Como ando medio ñoño, ando dedicado a leer vainas medio ñoñas, pero como buen enófilo que soy, no podía quedarme con las ganas de comentar lo siguiente: ¡¡¡Que me parta un rayo si Odiseo no se bebió ni una sola copa de vino cuando dejó ciego a Polifemo!!! Razones: 1– ¿Por qué diablos el locuaz cefalenio, cuando se bajó del navío, llevaba consigo un odre lleno de vino, y con suficiente vino como para emborrachar a un cíclope? 2– El persuasivo laértida llevaba, además, “una buena copa con el odre”. El tipo estaba totalmente preparado para, en cualquier momento, echarse un trago, claramente. 3– Todos los sátiros dejaron a Odiseo sólo para dejar ciego a Polifemo, ¿cómo carajos iba a hacer un solo tipo para dejar ciego a un cíclope? Cualquiera que conoce de tragos, y particularmente los de baja calaña, sabe que con un par de estos se puede dejar ciego a cualquiera. Bueno, esto supone un pequeño arreglo en la historia: al cíclope le dieron quien sabe qué porquería de trago hechizo —por ahí un cherrynol, o un tapetusa, o una “luka flameada”, o no sé qué, no conozco más bajos—, luego, efectivamente, se quedó ciego… ¡Qué héroe, Odiseo, qué héroe! Claramente la moraleja del cuento solo puede ser la siguiente: hay que ser el más diestro en las artes dionisíacas para derrumbar a cualquier gigante… ¡Feliz quien lanza el grito báquico
Bueno, para rematar, les voy a dejar parte del coro, que me parece simplemente fenomenal:
por causa de las dulces fuentes de los racimos,
tomándose un respiro tumbado
para dirigirse a la danza,
abrazando a un amigo e intentando,
sobre los cojines,
aferrar la flor de una suave cortesana,
con los bucles ungidos de aceite perfumado,
y dice «¿quién me abrirá la puerta?».
Sa, sa, sa, saciado estoy de vino
y gozo con el desenfreno del banquete;
lleno como una nave de carga
hasta el puente del extremo del vientre,
la hierba dulce me impulsa a la fiesta
en la estación de la primavera
junto a mis hermanos los cíclopes.
¡Vamos, extranjero, vamos, dame el odre!
Bueno, estas son las razones para no estudiar a los antiguos. De cualquier manera, los ando estudiando. Nunca había podido decir exactamente porqué, hasta que hoy, en una especie de epifanía —valga la herejía— descubrí, en medio de un texto de aquellos que hacen parte de la literatura filosófica más especializada, un fragmento que me hizo darme cuenta del porqué de mi elección.
Para contextualizar, el libro presenta dos oposiciones de modos de vida presentadas en la antigüedad, que se debatían entre sí, y de las cuales, la segunda (B), evita (A), aunque mantiene algunos de sus elementos. (B) es claramente la aristotélica, y es justamente la que he tratado de defender —y hasta ahora, nunca de palabra, solo con hechos—:
A
Alma dura, impenetrable.
Confianza depositada sólo en lo inmutable y completamente estable.
Intelecto como pura luz del sol.
Vida buena en soledad.
B
Alma blanda
Confianza depositada en lo mudable o inestable.
Intelecto como agua que fluye, que se da y se recibe.
Vida buena con los amigos, los seres queridos y la comunidad.
(Martha Nussbaum, La fragilidad del Bien)
Lo que realmente me tiene más impactado de todo esto es que nunca me gustó la ética. Siempre estaba en desacuerdo con todas las pretensiones normativas sobre la vida humana, y siempre estaba peleando con muchos que —desde que tengo uso de razón— hablaban un montón sobre ética y valores, pero en la práctica eran todo lo contrario de lo que decían, y todo este rollo me sonaba a una sarta de majaderías. ¿Qué diablos hago ahora estudiando ética? Aún no lo sé, ya por lo menos sé porqué carajos estudio Aristóteles. Bueno, la verdad todavía no me considero un estudio de la ética, me gusta más el nombre de “teoría de la acción”. Todavía no me como el cuento de que exista algo llamado responsabilidad moral, y aún falta mucho para creérmelo. Bueno, en fin, debe ser porque sigo creyendo que ese cuento se lo inventaron los medievales o los modernos —que alguien tiene la culpa, la tiene, pero igual, no me importa—, y por eso prefiero volver para atrás, no sé si con la idea de ver en qué momento se echó a perder esta mierda, o simplemente para hacer hablar aquellos que han sido acallados o tergiversados por intereses metafísico–ético–epistemológico–político–religiosos. En fin, eso lo sabré después.