martes, septiembre 11, 2007

καί φημι βροτῶν οἵτινές εἰσιν
πάμπαν ἄπειροι μηδ᾽ ἐφύτευσαν
παῖδας προφέρειν εἰς εὐτυχίαν
τῶν γειναμένων.
οἱ μὲν ἄτεκνοι, δι᾽ ἀπειροσύνην
εἴθ᾽ ἡδὺ βροτοῖς εἴτ᾽ ἀνιαρὸν
παῖδες τελέθουσ᾽ οὐχὶ τυχόντες,
πολλῶν μόχθων ἀπέχονται·
οἷσι δὲ τέκνων ἔστιν ἐν οἴκοις
γλυκερὸν βλάστημ᾽, ἐσορῶ μελέτῃ
κατατρυχομένους τὸν ἅπαντα χρόνον,
πρῶτον μὲν ὅπως θρέψουσι καλῶς
βίοτόν θ᾽ ὁπόθεν λείψουσι τέκνοις·
ἔτι δ᾽ ἐκ τούτων εἴτ᾽ ἐπὶ φλαύροις
εἴτ᾽ ἐπὶ χρηστοῖς
μοχθοῦσι, τόδ᾽ ἐστὶν ἄδηλον.
Y afirmo que aquellos de los mortales que no conocen en absoluto la procreación de hijos superan en felicidad a los que los han engendrado. Los que no poseen hijos, por desconocer si ellos proporcionan alegría o tristeza a los mortales, al no haber llegado a tenerlos se libran de muchos pesares.
Pero aquellos que tienen en su casa un dulce plantel de hijos, los veo todo el tiempo atormentados por su cuidado, pensando primero de qué modo los educarán mejor y de dónde les dejarán a ellos un modo de vida y, además de esto, si se están esforzando por hijos malos o por buenos, lo cual es una cosa incierta.
(Eurípides, Medea, 1090–1104)