martes, mayo 08, 2007

El transporte público de São Paulo

En esta ciudad las personas son bastante calmadas, aunque uno creería que, por la forma en que conducen, es totalmente al revés. Si uno se queja de un taxista en Bogotá, aquí el que maneja más decentemente, conduce como taxista bogotano. Pero las calles son mucho más amplias, las avenidas tienen límites de velocidad hasta de 120 km/h, en fin, el tráfico es más rápido en general. Pero bueno, también a veces hay unos embotellamientos de mil demonios. El viernes pasado fui a la Policía Federal a registrarme —cosa que no pude hacer porque en Bogotá perdí el pedido de visto consular, además me cobraban R$200 que en ese momento no tenía—, de vuelta di con un taco bastante complicado. Son aproximadamente 10 km de recorrido, que se podrían hacer fácilmente en 20 minutos. Sin embargo, el tráfico era tal que el recorrido duró casi las dos horas hasta la USP. La escena del día fue un tipo que, en medio del taco, quería bajarse, pero como aquí los buses solamente paran en los paraderos, pues el ayudante del conductor le dijo que no. El tipo tuvo que esperarse casi quince minutos para que el bus avanzara solamente un par de cuadras, y lo dejara en el paradero.

El transporte público es bastante particular. Todos los buses municipales tienen puertas a ambos lados del bus, y en algunas avenidas hay paraderos a mano izquierda —al estilo de Transmilenio, solamente que sin tanta parafernalia, pues tienen escaleras como todos los buses—. Hay unos que parecen transmilenios, pero si uno no ve el fuelle en la mitad, fácilmente los podría confundir con buses normales. Otra cosa interesante: todos los buses tienen, en las registradoras, lectores como los de transmilenio. En mi opinión eso es ahorrarse bastante. El procedimiento es el siguiente: a la mitad del bus está la catraca, o registradora. Al lado está el ayudante, que cobra el pasaje, pero si tienes billete único de bus, solamente lo pasas por el lector y ya. Si no, entonces el ayudante cobra y pasa una tarjeta con la que, me imagino, después le hacen inventario de cuánto dinero debe tener. Además de esto, y es muy simpático, el ayudante es el que controla las puertas. Si eres mayor de 65 años, presentando un cartón, no tienes que pasar la catraca. A veces —y ya me pasó— no tienen troca (cambio), entonces puedes esperar en las sillas del frente mientras te bajas —y no como en Colombia, en donde el busetero te dice “ya le doy las vueltas” esperando a que luego se te olvide—. Además de esto, si tienes billete único puedes subirte a todos los buses y metro que necesites en dos horas. Eso ha resultado bastante útil en este enredo de ciudad en donde, algunas veces, para ir de un lado a otro hay que coger hasta tres y cuatro buses.

3 comentarios:

Juliana dijo...

a echar ojo al papamóvil jovencito!!

marcela ∂ π dijo...

¿También se aplica eso de que si quieres conocer el pueblo brasileño hay que subirse a un bus de servicio urbano?Que chimba las fotos!

Anónimo dijo...

Ole Jediondo internacional, Alejo me alegra hasta la nostalgia que te encuentres viviendo en tu ignorado destino... me siento como leyendo de nuevo aquel cuaderno donde solias escribir, y como entonces, obtengo el mismo resultado ahora..... Cuidate y un Abrazo.