miércoles, septiembre 05, 2007

[Sileno a Odiseo] Te conozco, crótalo penetrante,
progenie de Sísifo
(Eurípides, El Cíclope).

Como ando medio ñoño, ando dedicado a leer vainas medio ñoñas, pero como buen enófilo que soy, no podía quedarme con las ganas de comentar lo siguiente: ¡¡¡Que me parta un rayo si Odiseo no se bebió ni una sola copa de vino cuando dejó ciego a Polifemo!!! Razones: 1– ¿Por qué diablos el locuaz cefalenio, cuando se bajó del navío, llevaba consigo un odre lleno de vino, y con suficiente vino como para emborrachar a un cíclope? 2– El persuasivo laértida llevaba, además, “una buena copa con el odre”. El tipo estaba totalmente preparado para, en cualquier momento, echarse un trago, claramente. 3– Todos los sátiros dejaron a Odiseo sólo para dejar ciego a Polifemo, ¿cómo carajos iba a hacer un solo tipo para dejar ciego a un cíclope? Cualquiera que conoce de tragos, y particularmente los de baja calaña, sabe que con un par de estos se puede dejar ciego a cualquiera. Bueno, esto supone un pequeño arreglo en la historia: al cíclope le dieron quien sabe qué porquería de trago hechizo —por ahí un cherrynol, o un tapetusa, o una “luka flameada”, o no sé qué, no conozco más bajos—, luego, efectivamente, se quedó ciego… ¡Qué héroe, Odiseo, qué héroe! Claramente la moraleja del cuento solo puede ser la siguiente: hay que ser el más diestro en las artes dionisíacas para derrumbar a cualquier gigante…
Bueno, para rematar, les voy a dejar parte del coro, que me parece simplemente fenomenal:

¡Feliz quien lanza el grito báquico
por causa de las dulces fuentes de los racimos,
tomándose un respiro tumbado
para dirigirse a la danza,
abrazando a un amigo e intentando,
sobre los cojines,
aferrar la flor de una suave cortesana,
con los bucles ungidos de aceite perfumado,
y dice «¿quién me abrirá la puerta?».

Sa, sa, sa, saciado estoy de vino
y gozo con el desenfreno del banquete;
lleno como una nave de carga
hasta el puente del extremo del vientre,
la hierba dulce me impulsa a la fiesta
en la estación de la primavera
junto a mis hermanos los cíclopes.
¡Vamos, extranjero, vamos, dame el odre!

2 comentarios:

marcela ∂ π dijo...

uyuyuy ojo con el cherry, que si bien es de lo más bajo, es lo mejor para envinar tortas y no ha dejado ciego a nadie!...al menos a nadie que yo conozca (y conste que es la bebida oficial de las celebraciones del día de la madre de mi familia materna)

Praetorian dijo...

Pero no estoy hablando del cherrynol fino de torta, sino de la chicha que hacen los ñeros en Bogotá con las cerezas de los árboles de la 57... a la que le ponen alcohol antiséptico para "encorparlo"... jejeje